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Crónicas

«Avello me recuerda a Camiroaga»

La reedición de Zapping (2019; Queltehue, 2023), libro obsesionado con la televisión, nos permite hablar con su autor de literatura y, obvio, la tele.

Por Diego Armijo

Un pasaje ameno es el que nos conduce —a Kika, la fotógrafa y a mí, el cahuinero cronista— hacia la casa de Mauricio Tapia Rojo (1988), en Villa Alemana. Lugar de calor infernal, conocido por sus desquicios, pero donde encuentro buena onda. Nos recibe su perro, su gato y la tele que ya está encendida trasmitiendo el último capítulo del noticiero online «32 minutos», conducido por Alejandra Matus y Darío Quiroga. Si no lo ubicara de cara y voz, el nombre del segundo comentarista de política y actualidad me parecería el seudónimo de un joven participante de concursos literarios. Una invención en la línea de algunas de las historias que Mauricio ha escrito. Es el espacio de ficción de los cuentos en lo que quiero pensar, más aún estando fresquita la lectura, pues acabo de terminar de leer sus textos remixeados en la nueva edición de Zapping (2019; Queltehue, 2023).

Pero me veo sorprendido, pues me va revelando, mientras tomamos café, comemos galletas y la tele transmite, que varias de esas historias, como se dice, están «basadas en hechos reales».

Se me salen onomatopeyas con cada revelación y no puedo creer, al no haber retenido el dato que muy bien Mauricio guardó, que Josefa Barraza, por ejemplo, autora de Los intramarchas: cómo el poder se infiltró en el estallido social (LOM, 2022), antes de su revelador libro, fue una participante del programa Master Chef. Ese dato de trivia, posible de usar en situación de relajo y fiesta, Mauricio prefirió limarlo, fabularlo y escribir un cuento con él. Le confieso que en mi lectura iba siguiendo toda esa historia como un cuento, solamente de esa manera y que con su explicación todo se me desmorona y se vuelve a armar.

Una pregunta que le hago y luego pienso que quizá fue de veleidoso, es la evidente referencia al mundo literario de Álvaro Bisama. Hay un epígrafe de él al abrir/prender el libro. Mauricio, trabajando esta segunda edición, reflexiona, quiso volver y alejarse de esas lecturas que construyeron aquellos cuentos. Dejó de leer a Bisama y sus contemporáneos, para no repetir y buscó otras lecturas, gótico latinoamericano, nos dice. Eso se nota, le comento, en su segundo libro, Animales muertos (Schwob ediciones, 2022), pues ya la escritura se transforma, sin alejarse de Villa Alemana, el lugar en donde vemos tele.

Son los pasajes, las calles, cerros y barrios de «la ciudad de la eterna juventud», los que la documentación e invención de Mauricio transforman en sus libros en un entramado de sátiras, horrores y enfrentamientos. Cuando ya Kika termina la sesión de fotos y volvemos al pasaje, Mauricio nos cuenta que uno de los cuentos de Animales muertos, en donde una pareja encuentra en la basura una serie de conejos despellejados, pasó aquí mismo.

Desearía que esta ciudad no fuera encasillada, como lo es Valparaíso con la bohemia, carnaval y decadencia, con la que cada cierto tiempo un santiaguino jalero roba, pero Villa Alemana no colabora mucho. Mauricio, esto no alcanzamos a conversarlo, parece tener claro ese peligro, proponiendo esas historias esperpénticas apegadas a una realidad común. Si bien, hace el chiste mitológico de la piedra de cuarzo bajo la ciudad, se nota que conoce y respeta estos pasajes.

Vemos tele, para eso hemos venido. Pero no nos acercamos a canales de cable ni de televisión abierta. Todo lo que vemos está en YouTube. Del programa político pasamos al canal del cocinero chileno Álvaro Barrientos, el cual Mauricio destaca como un sujeto simpático y didáctico, descubriéndonos a un chef interesado con la gastronomía nacional, pues en sus videos va desde el pisco sour al mote con huesillos. Decantamos en un tema que repercute en la situación actual de la tele abierta: la muerte de Felipe Camiroaga. Para Mauricio desde ese momento TVN —yo lo extiendo para el resto de canales— se fue al precipicio. Se repiten fórmulas, se convierte a los matinales en una cámara de eco de políticos hablando sin saber y en definitiva se evidencia que «la tele menosprecia al público», comenta.

—He hablado esto en clases. Hago clases para adultos en juntas de vecinos. Le comento esa manía que tienen los matinales de pedirle a los políticos que expliquen las cosas en fácil. Una señora me dijo: «como si yo no entendiera».

La reedición del libro coincide con la transformación de la narrativa del autor.

Pasamos del video de la salida de la carroza que transportaba los restos de Camiroaga desde TVN, a videos de Felipe Avello.

—Avello me recuerda a Camiroaga. Si hasta la gente le dice «Felipito».

Es chistoso pensar aquello, pero Mauricio se explica y logramos entender su punto. Va desde el tipo de personaje que ha construido Felipe, el Avello, hasta la forma natural que tiene para tratar a un público. En el video que vemos, uno de sus tantos shows en un teatro de Santiago, además de la interacción con el público, el humorista entrega premios.

—Es como un matinal. Espero que con Francisco Vidal se pueda hacer algo con eso. Mi matinal perfecto sería animado por Felipe Avello, Millaray Viera y Álvaro Barrientos como chef. Con esto yo creo que hasta el gobierno repunta.

(*) Fotografías de Kika Francisca González.

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