Menú
Fragmentos

El hombre del maletín

Ivo Herrera Ávila

Editorial Estratos

154 páginas

SOBRE EL AUTOR

Con más de dos décadas de trayectoria en el teatro y la gestión cultural, Herrera había indagado en la escritura a través de la dramaturgia hasta finales del año pasado cuando, a través de la plataforma idea.me, dio a conocer este proyecto de libro que ahora ya está impreso. Desde Quillota para el mundo.  

El desesperado. Un árbitro visita a un periodista a fines de los años ochenta.

Tranquilo, la pistola no es para ti. En serio, mira, si no te estoy apuntando. No la voy a soltar. Pero no te acerques. Si te acercas va a ser diferente. Vine porque me enteré de lo que estabas haciendo. Me enteré de las cosas que te enteraste y que quieres que todo el mundo se entere. Y yo no quiero que nadie más se entere.

Mira, yo no soy una mala persona. Si lo fuera, ya te habría pegado un par de balazos y sería un asunto finiquitado para mí. De verdad, para tener la profesión que tienes deberías tener más resguardada tu casa. Menos mal que no está tu familia, tenía mucho miedo de encontrarme con tu esposa o algún hijo tuyo. Ah, estás separado. Tanto mejor. ¿Te llevas bien con ella? ¿Sí?  ¿Funciona todo bien con los niños? ¿Una hija? Tranquilo, si no quiero saber nada de tu familia, no te estoy interrogando, en serio. No me obligues a apuntarte, por favor siéntate. ¿Quieres agua? ¿No? No quiero dispararte, no traje la pistola para eso, cálmate.

Yo también estoy nervioso y es porque no acostumbro a hacer esto y no lo acostumbro porque no soy una mala persona. Si me metí a tu casa de esta manera no es para hacer algo malo. Mi conciencia, tú lo sabes, la tengo manchada hace mucho tiempo y no quiero agregarle más carga a mi culpa.

Me enteré de que me estuviste investigando. Me investigaste a mí y a mis colegas. Debo dejarte en claro que no éramos amigos, éramos colegas.

Para que veas que nuestra confabulación no respondía a intereses personales más profundos. Nosotros éramos colegas y estábamos sacando un beneficio. Eso es todo. Bueno. Nos investigaste. Y sacaste conclusiones. Encontraste evidencia. Y ahora quieres que todo el mundo se entere.

¿Me puedes dar un vaso de agua? Necesito explicarte algunas cosas.

¿Fumas? Qué bueno que no fumas, eso hace pésimo. ¿Me das fuego? Gracias. Yo no he venido a amenazarte. O sea, no quiero amenazarte a ti. Sé que lo que has hecho es porque te gusta el fútbol y porque eres periodista, pero debo decirte que te dedicaste a investigar el tema equivocado. Pasando tantas cosas terribles en el país en esos años, te dedicaste a investigar a unos miserables árbitros de fútbol. A la gente la mataban, nos mentían, el mundo entero sabía lo que pasaba aquí, ¿y tú te preocupas de unos árbitros de fútbol?

Bueno, no quiero retarte ni que te sientas amenazado. Simplemente vengo a decirte esto: yo no soy una mala persona. Mis colegas no eran malas personas. En este momento aún intentamos ser buenas personas. Simplemente hicimos lo que hicimos por necesidad. En serio. En un principio fue por necesidad. Lo planeamos casi de manera inocente. Uno era dueño de las agencias de la Polla Gol, otro era el encargado de nombrar a los árbitros en los partidos del torneo y otro era la pieza necesaria para cubrir los partidos con apuestas mayores. Era muy simple. Comenzamos ya no recuerdo por qué. La estrategia era dividirse el dinero entre nosotros y así podíamos darnos algunas licencias que otros árbitros como nosotros no podían darse. Piénsalo, los árbitros en esos años no éramos profesionales, teníamos otros oficios, nos armábamos el sueldo con otras pegas. Nosotros empezamos a ganar dinero arreglando los partidos de fútbol. Comenzamos para ayudarnos y sí, es cierto, terminamos entusiasmados por la ambición y se convirtió en un trabajo paralelo.

Hicimos una pequeña mafia y algunos se hicieron ricos. Yo no me hice rico.

Otros hicieron negocios. Yo no hice negocios. A ellos no los juzgo, en todo caso, participé conscientemente de todo. Insisto, eran los años ochenta. En el país pasaban cosas más importantes que un grupo de árbitros que arreglaban la Polla Gol.

El tema es que estoy aquí en tu casa con una pistola en la mano no para amenazarte a ti. Es para decirte que si publicas el reportaje yo me mato. Así de simple y terrible es. Yo me mato. Es un peso en mi conciencia que no puedo soportar. Con lo que hice pude adquirir la casa que nunca iba a tener, pagué la educación de mis hijos. Si tú, en este momento, me aseguras que el reportaje va a salir a la luz pública, en este mismo momento tomo la pistola, me apunto a la cabeza y me vuelo los sesos. Tú eres más joven que yo. Deja que pase un poco más el tiempo. Que corra más agua bajo el puente y te juro que así en unos años más podrás contarle a todo el mundo sobre esto. Pero ahora no. No han pasado tantos años. Mis hijos no me lo van a perdonar. El daño a mi familia no tendría arreglo, todo se me iría a la mierda y arriesgué demasiado para que eso pase. Lo que hicimos no fue fácil, nos costó mucho más que insultos y amenazas. Piensa qué años eran esos.

Yo me inicié como árbitro porque me gustaba el fútbol y era malo para la pelota. Independiente de esta historia que investigaste, disfrutaba el fútbol por el placer del fútbol. ¿Qué es lo que te mueve a ti a ser periodista? ¿El reconocimiento o el placer de saber realmente las cosas que pasaron? Porque si es la segunda opción, y te pediría otro vaso de agua en ese caso, tengo una historia de primera fuente que creo te puede interesar…

Yo no sé nada de él, pero hace algunos años tengo guardadas unas notas que podrían ser útiles.

¿Has oído hablar del Hombre del Maletín?

1 comentario

  • Francisco S.
    Enero 28, 2022 at 5:15 pm

    Tremendo comienzo! El libro se hace muy entretenido y cortas las páginas que tiene, deja ese sabor a querer saber más de lo que cuenta e informa, también, con datos de episodios reales. Aun siendo ficción, toma un tema tan extendido en la historia del fútbol, que hace quedar pensando cuánto de esa ficción es real, además de los casos que cada uno ha escuchado o visto en el tiempo. Un imprescindible si eres relativamente futbolero, un muy entretenido relato para los que no lo son. Obligatorio si eres sanluisino. Totalmente recomendado!

    Reply

Leave a Reply