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Reportajes

Ejercicio de memoria: El archivo y la Agenda Kuir

La primera vez que tuve la Agenda Kuir en mis manos me llegó por medio de un «amigo secreto». Pequeña, rosada, con un anillado de plástico, conteniendo parte del drama del estallido. De lo bonita que era, no pude usarla (maltrato mis libretas). La solemnidad del calibre de lo que contenían sus páginas me impedía llenarla de mis garabatos.

Por radioactivx

Tuve el placer de escuchar el testimonio de tres participantes de esta particular propuesta, que cumple 11 años de ardua trayectoria, cuyo lanzamiento fue el día 19 de enero en Santiago en la Casa taller Teatro Sur, y el día 20 del mismo en la muestra internacional de cine y placeres críticos Excéntrico Fest en Valparaíso.

«Se arma a partir de afinidades, compromisos, alianzas». Posicionados desde lo «kuir, cuir» distinto de lo queer, venido del norte, identificándose con la «disidencia sexual», «término que los medios o la política, lo ha ido tomando y lo ha ido cambiando, y lo asemeja mucho a la diversidad», que no son lo mismo. Cuenta con «lazos, que se van conformando de manera transaccional, en una red política», «generación de archivo que cuesta que esté en otros lugares», son algunas cosas que se dicen en los eventos para presentarla.

Felipe Román es el engranaje principal del compuesto. Diseñador gráfico especializado en diseño editorial, recuerda la primavera del 2012, viviendo con Cono (Constanza Álvarez), más conocida como la Cerdapunk, en medio de una búsqueda de «qué hacer»: «algo que fuera hecho por nosotros y contuviera nuestros intereses». Ahí brota la idea. Basándose en una agenda del año 89 llamada Woman, salió la noción de un formato de bolsillo. Sirve para organizar un año, y además se le puede colocar contenido.

«El ejercicio de la Agenda Kuir es representativo de la práctica de una comunidad, de una multitud que hace cosas, que está creando, frente al borramiento, algo que muchas veces desde la heterosexualidad no se comprende».

Y da ejemplos históricos, como el caso de los homosexuales y lesbianas en campos de concentración de la segunda guerra, donde muchos teóricos señalan que «eso no existió», sólo por una falta de documentación. «El problema de la negación».

Un verdadero bestseller de los subterráneos porteños.

Actualmente está haciendo un libro sobre la trayectoria de estos años: «hay un tiempo, una memoria a la cual podríamos recurrir y reflexionar sobre el presente». Doble ejercicio: archivo y experiencias citables.

¿Por qué una agenda?

–Es un juego de palabras. En ese entonces estábamos con la palabra «agenciamiento», cómo tomar acción, disputar espacios de representación. También, sin dejar de lado, generar una microeconomía entre les amigues y producir. La agenda, era un poco el agenciamiento del calendario, siempre criticamos este tiempo heteronormativo, con los días de los padres y las madres y la cuestión, pero sin efemérides que fueran de la comunidad. Ese el objetivo, llenarlo de cosas nuestras, de interés, de celebrar. No lo voy a negar, pero también en las efemérides hay muchas muertes, porque lamentablemente hay varias activistas que han sido asesinadas, y es como rendir un homenaje. Un formato entretenido, que se hace una vez al año.

Román vivió durante años en Valparaíso.

¿Cómo nace el afán del «archivo de estéticas y activismos de la disidencia sexual transfeminista»?

–Si bien es un proyecto activista, en el sentido que los colaboradores reciben agendas de retribución porque no existen fondos económicos. Queremos colaboraciones, pero no queremos que la gente coloque esfuerzo en crear algo nuevo ya que no lo podemos retribuir. El giro es «ok, ¿y si archivamos lo que ha ido pasando?». Ahí Agenda Kuir se acomoda en un espacio. Es un juego de destiempo, es cómo miro hacia atrás, para configurar una maquetación sobre lo que sería el futuro.

La agenda aparte de seguir el tiempo invita a reflexionar con un seductor componente visual.

¿Qué puedes decirme de Trío editorial?

–Aparece el 2010, lo creamos con Mariela Oteiza y Rossana Soto. Publicamos un solo proyecto que se llama La revista porteña. Una maquetación digital, pero luego se imprimían fotocopias económicas, las armábamos nosotros mismos, con todo un rollo de reciclaje con tetrapack y serigrafía, una cosa muy artesanal. Nace con estas amigas, pero al cabo de dos o tres años las chicas toman su camino, y yo estaba motivándome a hacer más cosas con el sello, les pregunté si me podía quedar con él, y cero problema. Y ya 2013 con Agenda Kuir, 2014 con la Cerdapunk, y ahí se configuró un pequeño catálogo de publicación.

¿Cuál es el lugar del texto en la agenda?

–Tiene un lugar importante. En un inicio era más imagen que texto, pero con los años eso cambió radicalmente, de hecho hay algunos números que tienen exceso, dentro de esta misma lógica de no dejar fuera a nadie. Para mí es relevante porque es texto de personas de la diversidad en primera persona. Antes, en los noventa, los dosmiles, veníamos de este rollo de la opinología, y todo el mundo opinando experiencias que no vivían. Aquí puedo dar fe que son personas que viven esa interseccionalidad y escriben a partir de eso.

Eróticas Fluidas: Una relación de reciprocidad

Andre, psicólogue, quien ejecuta el proyecto autónomo y autogestivo Eróticas Fluidas. «Cinco años trabajando con sexualidades, cuerpos, géneros, y afectividades varias». Hace talleres, fanzines, además de terapias de acompañamiento psicoterapéutico. Llegó a Agenda Kuir por medio de «la curiosidad, la amistad y la afinidad política». Es quien distribuye, ve la parte administrativa y organizacional del material una vez que Felipe se va al extranjero.

Se puede seguir a Andre en la cuenta @eroticasfluidas de IG.

«Lo hago con mucho placer, más que ganancia, porque es un material importante en términos de la historicidad del movimiento transfeminista en Chile. Hay mucha información en las agendas». Destaca la particularidad de estar dirigido específicamente a una comunidad. «También ha permitido que muchas personas, me incluyo, podamos publicar en un archivo sin necesariamente estar ligades a ser escritores o teoriques ultra famoses, en ese sentido la agenda tiene mucha humildad, cualquier persona puede colaborar, eso me parece muy bonito. Es un objeto que construye memoria por sí sola».

La subversión de la cultura patriarcal en un factor troncal de la publicación.

¿Qué te parece que sea una agenda y no una compilación de texto cualquiera?

–El formato acompaña tu año, tus días. Yo la ando trayendo para todos lados, como es chiquitita, cabe en cualquier bolso, ha sido determinante en la imaginación de mis años, tenerla siempre y luego verla toda echa mierda hacia el final, manoseada. Se empieza a mezclar la memoria del archivo con mi propia memoria. Y creo que esa es la diferencia con que sea un fanzine, un libro o compilado de texto, acompaña tu día a día, está ahí.

¿Cuál es la conexión con el territorio?

–Valpo es el territorio que la vio nacer, y también territorio principal de distribución, junto a otros, pero Valparaíso tiene una cosa especial de la agenda, aquí se imprime, se distribuye, aquí hay colaboradores frecuentes; con estas once agendas es como si fuera porteña casi.

La relación entre Agenda Kuir y Eróticas Fluidas.

–Esta colaboración es de sobrevivencia, de que los proyectos sigan vivos, no mueran, muchas veces en lo autogestivo nos quedamos soles y la weá no funciona así. Para mí ha sido importante al mismo tiempo ser distribuidora de la Agenda Kuir, poder llevar mis propias publicaciones a otros espacios, a territorios que para mí eran desconocidos, y es lo que rescato, mi trabajo no está fragmentado de la agenda, hay una relación de reciprocidad.

Once de años de resistencia

Jorge Díaz es biólogo celular, doctorado de bioquímica; ahora está en Londres estudiando un postdoctorado, investigando el movimiento celular colectivo; en paralelo escribe un análisis de cómo puede esto «sacarlo de los laboratorios de investigación, hacia la vida social», o «como las resistencias colectivas pueden ayudarnos a entender cómo migran las células».

Además, Jorge es activista y escritor, participó en muchos espacios de agitación haciendo circuitos y actividades por/para disidencia sexual, entre Santiago y Valparaíso; ahí se fue encontrando con Román, al cual lo ve como un «historiador kuir, que recrea todas estas historias, desde una perspectiva mucho más vital, encarnada, no academicista; tiene algo de historiador social tecno-pop».

Señala que «lo interesante de Trío editorial es que publica a toda una generación de activistas de disidencia sexual que comienzan a publicar y aprendimos la importancia del diseño (conjunción entre texto, imagen, tipografía, márgenes, colores de letras, etc.)».

En nuestra sección de fragmentos podrás encontrar la escritura de Jorge Díaz.

Publicó junto a elles Emancipar la lágrima, ensayos transdiciplinarios sobre ciencia, arte y activismo de la disidencia sexual, donde se reúnen los escritos que hizo durante años sobre diferentes obras, textos, e intervenciones, «todo un compilado del archivo de los sentimientos de la disidencia». Ha colaborado en versiones anteriores de la agenda, en editorial, con textos o con citas.

¿Cuál es la importancia de la Agenda Kuir?

–La importancia creo yo es mantener viva y en agitación una memoria que muchas veces tiende a diluirse en buscar siempre una novedad. La agenda de una u otra manera promueve esto y también va generando referentes día a día. En el libro hay citas, estas te pueden inspirar para que sigas en la resistencia, para seguir haciendo vinculaciones torcidas de la realidad. Otros modos de relación. Es importante rescatarlo. También hay otra discusión que tiene que ver con el tiempo, hay una crononormatividad, que avanza hacia adelante; pensado como un tiempo de lo reproductivo. Pero como las disidencias que no tenemos como finalidad la reproducción, estas teorías dicen no tenemos futuro, el futuro son los que vienen.

¿La agenda alcanza el pasado?

–Si bien es una agenda que nos va marcando el tiempo, también puede desorganizarse al abstraernos a citas de tiempos pretéritos. Es una convención que hemos establecido socialmente pero que también por lo mismo podemos desprogramar.

El archivo visual y artístico de la Agenda Kuir hace del objeto mucho más que una bitácora.

Aniversario número once.

–Hay algo bien importante que ocurre en los activismos kuir, tendemos siempre de alguna manera, a la disolución, se generan nuevos colectivos y proyectos, pero se cortan, hay una autodisolución. Eso es parte de lo minoritario, esto tiende a la autoaniquilación, pero a su vez, llegan nuevos proyectos. Habría que preguntarse por qué; hay algo ahí. Por lo mismo me parece de mucha resistencia que se mantenga por tantos años. Me parece valioso y hay que relevarlo, la posibilidad de la mantención de un proyecto independiente, frente a un contexto de fondarización, formas de financiamiento que promueven la precarización y la competencia entre pares; es el modo en que se financia la cultura en Chile, lo mismo se extiende a la ciencia.

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