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Perfiles

Colofón del libro chileno

Recordando su fallecimiento y en la lectura de Mauricio Amster Cats (Provincianos) de Felipe Reyes y Roberto Osses, hoy perfilamos al más importante diseñador de nuestra historia literaria, quien llega en el SS Winnipeg, «barco de la esperanza», desde España en septiembre de 1939, un viaje gestionado por el entonces cónsul Pablo Neruda en el marco de la Guerra Civil Española.

Por Javiera Astorga

El puerto recibió aproximadamente dos mil exiliados republicanos que reanudarían sus vidas en el fin del mundo. Amster y su esposa Adina llegan a Chile aconsejados por el matrimonio español Alberti, amigos de Neruda, diciéndoles que era mucho mejor venir a Chile (en vez de México, que era su idea inicial) porque «Chile era el país más europeo de América».

Tipógrafo, diseñador, escritor, traductor, docente. Mauricio Amster es una de las figuras más importantes para la historia del libro chileno y el diseño editorial. Si bien su trabajo en Chile fue sumamente influyente, en su vida anterior (europea-española) ya había removido el terreno editorial.

Nacido en 1907 en Leópolis, actual Ucrania, Amster estudió Comunicación Gráfica, Tipografía y Diseño de Ediciones en la Escuela de Artes y Oficios Reimann en Berlín. Sus estudios desde un comienzo se vieron influenciados tanto por la imprenta vanguardista de la Bauhaus como por el contexto artístico-histórico, donde varios «ismos» culturales irrumpen las formas de creación. Luego, al mudarse a España, su desenvolvimiento fue formidable.

Los estudiosos señalan que el país no estaba tan al tanto de la vanguardia como sí lo estaba el centro de Europa, es por esto que se explicaría el fuerte impacto de Amster en el oeste del continente. Si bien su trabajo fue extenso (en todas partes y en todo sentido lo fue, por cierto) como puntos importantes en su carrera española, podemos señalar su colaboración con el connotado Federico García Lorca realizando la portada de Poema del Cante Jondo, en donde se observa la creatividad e innovación del especialista: en el desplazamiento no convencional de las letras, el choque de las tipografías y los prominentes detalles rojos. Por otro lado, su activa participación en revistas y diarios españoles inevitablemente lo lleva a estar constantemente relacionado con círculos no solo artísticos, sino que también intelectuales; es así como los caminos lo llevan a ser director de publicaciones del Ministerio de Instrucción Pública.

Amster era de izquierda. Militó en el Partido Comunista de España, y se alistó para combatir en la guerra civil. No pudo participar por su severa miopía; en todas las fotos aparece con sus característicos lentes con bastante aumento. Sin embargo, es a través de su oficio que emprende su lucha, las artes gráficas fueron cruciales al momento de la propaganda. En este contexto, en 1937, Amster llega a ser director de publicaciones, y un año más tarde pasa a formar parte de la Subsecretaría de Propaganda. La Cartilla Escolar Antifascista fue su arma más poderosa. Con más de cien mil ejemplares impresos, una gran cantidad de soldados españoles aprendieron a leer y a escribir gracias a él.

Ven-ce-re-mos al fas-cis-mo

e, o, a, i

V, n, c, r, m, l, f, s

Al ser un acérrimo partidario de la República, Amster, y su esposa, a quien conocería en Barcelona a través del oficio editorial, tuvieron que huir de la persecución política; de esta forma es como llegan a Francia, y desde allí se embarcan en el Winnipeg.

Mauricio Amster pisó Valparaíso. Quizás estuvo en el puerto menos de veinticuatro horas. Otro lazo con el Puerto, ya dando un salto en el tiempo, y quizás hasta rebuscado, sería a través de Manuel Rojas. Amigos y colegas, Amster diseñó la portada de Hijo de Ladrón de Editorial Nascimento. En un ejemplar de 1951, Rojas firma: «Para mis camaradas Adina y Mauricio Amster, con el cariño y aprecio de un amigo».

A Amster lo esperaban ya con un puesto de trabajo. Se desempeñaría como colaborador en el semanario Qué hubo en la semana, y es aquí donde comienza a revelar su trabajo rupturista en la escena chilena, posicionándose como un verdadero precursor en el área gráfica-editorial. Luego de Qué hubo, se integra a Zig-Zag como director artístico por nueve años, diseñando cientos de portadas, y aportando no solo a la consolidación de la editorial sino de toda la industria: paralelamente co-fundó Cruz del Sur, trabajó para Nascimento, Ercilla, Jurídica, la revista Mapocho de la Biblioteca Nacional, y la revista Babel.

Reyes es un especialista biográfico, que une sus capacidades a las de Osses, diseñador.

Después de una década en Chile, comienza a trabajar con Editorial Universitaria como director artístico hasta sus últimos días. Nuevamente, un trabajo exhaustivo, prolífico, y devoto. Puso de moda el colofón, que hasta el día de hoy utiliza la editorial.

Los expertos sabrán describir de mejor manera lo técnico en la destreza de Amster. La composición, la tipografía, la estética, la diagramación, y así. Sin embargo, no deja de afectarme observar con detención las portadas que diseñó Amster hasta encontrar en un rincón su firma simple, bordeando lo caricaturesco. Mauricio, torcido, cayéndose de la página. Es como un shock eléctrico poder ver lo histórico de forma tan directa. Todo esto gracias al impecable trabajo de Felipe Reyes y Roberto Osses, que desde Provincianos Editores, publican a comienzos de 2023 el libro Mauricio Amster Cats. Libro que pude consultar, y también disfrutar como lectora. Contiene material inédito valiosísimo: documentos, fotografías, portadas; aporte hecho por la viuda de Amster, Adina Amenedo.

Si bien Amster es frecuentemente retratado como un genio calculador, que, efectivamente, lo era, me gustaría rescatar qué lo hacía levantarse de la cama y vivir cada día: su esposa, Adina. Gracias al Archivo Personal Mauricio Amster, es posible acceder a las cartas que en cada cumpleaños le escribía a Adina. El matrimonio no tuvo hijos, y estuvieron juntos muchísimos años. Su relación sobrevivió a la persecución, al exilio, al comienzo de una nueva vida. No puedo evitar ser conmovida por la devoción de Amster a su compañera.

La literatura insiste en describirlo como un personaje sumamente serio, con un humor ácido y tajante, sin embargo, al momento de referirse a su esposa, surgen frases como: «de Mauricio Amster que desea ver a su mujer extraordinariamente guapa para el día de su cumpleaños: 10 de marzo 1943». «10 de marzo 1964. Otro aniversario y hace ya veintisiete años que, felizmente, participo en ellos. Realmente, no está todo tan malo. Sin ti sería peor. Lo malo es, sin embargo, que empieza a hacer frío. No quiero que lo pases. Abrígate. Te quiero como puedo, M.». En letras mayúsculas: «Así sabrás sin gafas que te quiero a todas horas», escribe en la misma fecha, pero de 1969. Una verdadera dualidad en su personaje.

Menciono esto porque si bien el trabajo de Amster fue vasto, no podemos olvidar que estuvo relacionado a la literatura y a la educación. Su compromiso con los libros y la lectura era indeleble, su currículum es larguísimo. Sin embargo, es difícil imaginarse a un Mauricio estoico, frío, matemático, dedicando su vida a las artes, la cultura, la pedagogía. La devoción y la lucha por el acceso a los libros, que es transversal a su vida y obra, debe comprenderse desde la pasión, desde lo vital.

(*) Ilustración de Vladimir Morgado.

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