El Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso (FIFV) es un testimonio de la intersección entre la fotografía contemporánea y la sociedad. Con su última edición, titulada Raíz & Caos, la revista del 2022 captura la esencia de un mundo en constante cambio.
Por Juana Balcázar
Una revista es un rastro, que puede acumular una época, o puede convertirse en un reservorio de memorias de una instancia, un cuerpo de obra compuesto por cuerpos de obra que transmutan en páginas que se comparten fuera de la atiborrada virtualidad. El FIFV es una de esas instancias, que supone múltiples momentos de aprendizaje, exposición, cuestionamiento y trabajo colaborativo entorno a la fotografía chilena e internacional. Convirtiéndose en un encuentro clave para esta disciplina en nuestro país, que lleva desde el 2010 reuniendo a múltiples artistas, y que año a año finaliza con la publicación de su revista.
Este número refleja la continua búsqueda de identidad y sentido en medio de un entorno caótico. Desde retratos enérgicos hasta narrativas visuales que entrelazan lo personal y lo colectivo, la revista transmite un mensaje de arraigo en tiempos turbulentos, reafirmando así la importancia del festival como un proyecto de largo alcance en la exploración de la imagen contemporánea desde la ciudad de Valparaíso.
Festival 2022
La revista parte de la premisa Raíz & Caos, editada por Buen Lugar, editorial de fotolibros y zines de Santiago de Chile, su primera página abre con un texto curatorial que resume sus intenciones:
«Puede que abrazar el caos fuera un modo de reconocernos. Y así va siendo. Tras dos años de realidad virtualizada, el FIFV vuelve a poner el cuerpo. Volvemos a tomarnos la ciudad, a contaminarnos con sus ruidos, sus olores, sus imágenes (…) Caos & raíces habla de un mundo impredecible, pero también recuerda la dimensión que nos vincula al pasado».
El número aglutina diferentes encuentros que suceden paralelamente como las residencias de creación, residencia resonancia, y el programa «Formador de formadores» de Imagen Salvaje, junto a una colección fotográfica especial del festival llamada «Colección Valparaíso – FIFV 2022».
Sobre el proceso curatorial de las obras que componen la edición, Rodrigo Gómez Rovira, director general y artístico de Casa Espacio-FIFV, comenta: «La revista cada año tiene un equipo editorial que recoge toda la producción del festival. Con todo ese material se arma una nueva narrativa que finalmente tiene como resultado la revista».
El reflejo de las épocas
Las imágenes elegidas para esta edición rondan el tópico del caos, comenzando con el retrato de jóvenes que parecen correr y sostenerse entre sus manos. Para transitar hacia fotografías que incluyen elementos biográficos como el cuerpo, archivos fotográficos familiares y collages.
La fotografía contemporánea, traspasa la imagen como único espacio de soporte, y se conjuga con documentos, palabras y recuerdos de lo cotidiano. Generando un mensaje donde autores, y las personas que observan la revista, encuentran desde donde sostenerse (raíz) frente al caos que supone la actualidad.
La revista, al ser de distribución gratuita, ha cruzado las fronteras y construido una identidad propia. Gómez Rovira estableció que la edición física es «una pieza que plantea la fotografía como una expresión sensible y como una gramática del mundo en el que vivimos».
–¿Qué representa la revista para el conjunto de instancias que son parte del festival internacional?
–La revista fue una intuición que tuvimos desde el primer año del FIFV. Con los escasos recursos del comienzo, tiramos todas las fichas a imprimir, y después de catorce años se transformó en una acción de memoria, y tenerla anualmente es dar cuenta de la acción que estamos proponiendo haciendo el festival, que no es un evento de la fotografía, sino que un proyecto de largo plazo que pretende trabajar con la imagen de nuestra época desde Valparaíso —afirmó el director general.
La revista del FIFV2022 Raíz & Caos se diseñó con la tipografía Moderat, se imprimieron 2000 ejemplares de 52 páginas en papel Bío Bío de 45 gramos en los talleres de la imprenta Almendral en Valparaíso, Chile.
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