temporaria: //mujer que ejerce labores remuneradas, generalmente precarizadas, en determinadas épocas del año.
//visa de residencia temporal para extranjeros.
Se escribe siempre para liberar la vida
allí donde está presa, para trazar líneas de fuga.
-Gilles Deleuze
La mejor poesía pareciera ser inaccesible y poco complaciente, dejándonos, más bien, girando a su alrededor. Tal es la sensación que me deja la lectura de Emma Villazón, poeta, filóloga y destacada figura de la literatura boliviana, quien recién el pasado 4 de enero hubiese cumplido treinta y nueve años.
Temporarias es el singular volumen de poesía que la joven escritora cruceña dejó inconcluso al momento de fallecer. En 2021, a modo de homenaje –y en un intento por impedir el cese de su circulación–, Histeria Editorial decidió realizar un fanzine ilustrado, de sello artesanal, que recuperara su obra, brindando una experiencia sensorial y visual a quienes no habíamos tenido la oportunidad de revisarla.
caras de anchoas zanahorias y zapallos/
son los personajes trabajados por jornada,/
nutridos por el zumo de vidrieras en fila:/
entre ellos, una murmura inquieta sin nombre/
aplastada: y bien, seré la cazadora de latidos,/
una mosca que ronde por sudores como estrellas opacas
Escrito en clave contemporánea, este manifiesto, cargado de extrañeza, transita entre el delirio y la denuncia: en primer plano, el lenguaje; luego, el aullido de aquellas mujeres trabajadoras que resisten la lógica de la fábrica y experiencia migrante con profunda contradicción. Villazón pone sobre la mesa la problemática sin tocar el lugar común del discurso de la precariedad laboral, sino mas bien operando a través de la enajenación de la lengua como efecto.
Temporarias es un coro polifónico de trabajadoras que desvarían: las palabras aquí son las obreras, y el lenguaje, la protesta. Marcada a su vez por huecos y silencios, la obra nos da la impresión de poder acceder a las operaciones mentales de la desaparecida autora, abriendo paso a los misterios y entresijos de su escritura.
no queremos cualquier tipo de ascenso/
no queremos una procesion de ruegos/
queremos que el motor del día se accidente/
queremos correr cual agujas febriles fuera de reloj/
queremos andar sobre escombros de días útiles muertos
El delicado trabajo de manufactura es reflejo de su fascinación por el lenguaje. He leído con asombro su modo de operar un relato: Emma tijeretea las ya conocidas cadenas de ensamblaje, reemplazándolas por atrevidas jugadas sintácticas. Desordena y desestabiliza el habla, librando a las palabras de su sentido original.
Si bien hay un afán de representar un imaginario industrial –operarias en oficinas de contabilidad, sueldos, máquinas, cuerpos cifrados por sus funciones productivas–, será el lector quien defina si se cumple –o no– tal objetivo. A la vista de las propiedades del texto, de nula arquitectura estrófica, no resulta sencillo comprender la dirección del libro de manera permanente. De igual manera, tanto la reconstrucción de un todo a partir de fragmentos, como las ideologías subyacentes, obligan a una lectura detenida y profunda. Emma es un idioma difícil de traducir.
los ejercicios del cuerpo los descuentos/
las mancuerdas el ritmo cardíaco/
de la fábrica que aprieta que suelta/
tus gestos a veces de musgo fascinante/
otras tantas de marfil correo esquivo/
me los bebo los soplo/
combustible estufa/
Insumisa y vanguardista, la autora otorga perspectiva plástica a sus poemas, proponiéndolos como trazos verbales. Su particular voz genera eco una vez emitida, tornando necesaria una relectura para descubrir qué se esconde bajo la capa del lenguaje. Temporarias permite observar cómo las escritoras contemporáneas formulan preguntas y emprenden viajes para encontrar un lugar donde las transformaciones sean posibles.
ella creía haber enmudecido la contingencia/
pero nuestras espaldas (la de ella, la mía /
y la de otros) seguían trabajando/
el fuego de la memoria de cada día/
racimos de debacles y elevaciones
Emma, «no se aleja quien nunca se va», tu escritura hoy en día es, al mismo tiempo, crónica, consuelo y enseñanza.
*
Emma Villazón (Santa Cruz, 1982– El Alto, 2015) publicó en vida los poemarios Fábula de una caída (PNE, Santa Cruz, 2007) y Lumbre de ciervos (La Hoguera, 2013). Al momento de su fallecimiento, en agosto de 2015, dejó una serie de poemas, narraciones y ensayos inéditos. Entre ellos, Temporarias y otros poemas (coeditado por La Perra Gráfica, La Paz, y Das Kapital, Santiago, 2016) y el conjunto de relatos Desérticas (Edit. 3600, La Paz, 2016).
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