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Perfiles

Matías Ávalos: realidad disuelta en lágrimas de mar

Escritor, entrevistador, confeccionador, su voz poética se desplaza por distintas atmósferas aunando el avance transversal de las especies hacia la descomposición.

Por Valentina Labbé

Para comenzar a comprender, tomé el concepto de entropía. Mientras leía los primeros párrafos de una definición tuve la sensación abrupta de que ya entendía, así que me moví hacia la pestaña contigua para ponerme a redactar algo sobre Matías Ávalos (Quilmes, 1989). Se dice de la entropía que responde a distintas áreas de conocimiento, como las ciencias o la filosofía. Matías estudió esta última formal y académicamente por un tiempo, actualmente continúa aprendiendo y en parte utiliza su trabajo poético como reflejo de ella. La entropía representa el caos, el desorden en un sistema y la energía que no puede utilizarse para producir trabajo, pero que también interactúa con la realidad colectiva. Matías es escritor de oficio: entre su producción literaria se encuentran los poemarios Todos juntos estamos solos (Hojas Rudas, 2018), El fin del maltrato teórico (Lumpérica Cartonera, 2019) y La estrategia de las medusas (Ediciones Trizadura, 2020).

El último libro de Matías Ávalos.

Comenzó escribiendo obras de teatro en Buenos Aires, pero actualmente su trabajo se liga a la literatura desde la elaboración de poemas, entrevistas y reseñas. Matías construye textos sobre sistemas incontrolables, animales, capitalismo salvaje, devorar y ser devorado. Todos juntos estamos solos contiene poesía con tintes dramatúrgicos, lanza fragmentos de didascalias que se cruzan entremedio de las estructuras de versos y sus voces se expresan a través de actuantes que podrían representar a cualquier persona que parezca ir hacia un personaje que, al final, se desprende del uno que es su ser. De esta delimitación de los cuerpos aislados en un interior y juntos en una realidad externa, La estrategia de las medusas se mueve hasta la colectividad relativizada y generalizada. Las diferentes habilidades que les permiten a las especies subsistir en los escenarios a los que fueron destinadas, el vacío que cubren las palabras para las personas en la búsqueda por entender lo que está ausente, el nutrirse acechando algo más ínfimo que el uno mismo, el impacto de las relaciones con otro, reflejarse, multiplicarse, fallar, vaciarse. El fin del maltrato teórico evoluciona hacia el devenir cadáver del cuerpo, el loop infinito de la vida que sigue después de la muerte y el contraste entre las especies, que reaccionan distintamente a ella. Los tres textos fueron publicados a lo largo de tres años continuos. Existe entre ellos un puente que traza el límite de lo individual, cruzando hacia el exterior y desbordándose hacia la existencia que interactúa con otros infinitos sistemas que avanzan, avanzan y avanzan.

un poema «todo lo que se pudre forma una familia»

un indicio «uno es siempre el uno en un cuerpo»

un manual «la entropía es el único futuro posible»

La primera información que arroja el navegador no presenta ninguna prueba, pero dice que las medusas reciben los sobrenombres de «agua mala», «agua viva», «mala agua» o «lágrimas de mar». Voy buscando medusas, las veo bioluminiscentes, nadando solas y juntas, clonándose, siendo inmortales, con o sin tentáculos y como seres mitológicos. Un humano llora la pérdida de otro, culpa al animal y el mundo lo cree peligroso. Un pez llora a otro que mordió un anzuelo, murió y fue a parar a un plato. Un niño mastica la carne de una gallina cazada por su madre. Otro niño come la mitad de una hamburguesa y tira la otra al basurero. Los animales no escriben ni reclaman nada. Las islas de desechos siguen creciendo y reemplazando el agua, secada por las industrias masivas. Para indagar un poco más, busco a Matías en una pantalla. Lo encuentro frente a mí en la mitad inferior del teléfono, mi rostro ocupa la división superior. La imagen de él tiene la cara iluminada por el sol y una planta hace sombra en la pared de atrás al atardecer. Mientras bebe mate con una bombilla plateada, me cuenta que«escogió a las medusas porque son animales que no producen, se autorreproducen, no responden a la individualidad y representan una amenaza para los seres humanos, ya que si tocan directamente sus cuerpos pueden intoxicarlos». Como el murciélago mata al ratón, el humano mata a la vaca y el pez grande se come al pequeño.

Tal como el retrato que encabeza este perfil, fue tomado por Paz Olivares-Droguett, reconocida fotógrafa con que Ávalos armó su familia porteña.

Cuenta que en Valparaíso las cosas han cambiado y parecen continuar dando vuelcos. Durante los últimos años Chile, al igual que muchos países en Latinoamérica y el resto del mundo, fue anfitrión de un estallido social y una pandemia. Por esta razón «muchos trabajadores tuvieron que reorganizarse para obtener recursos y eso se notaba en la calle». Si bien Valparaíso es una ciudad que se caracteriza por su concentrado comercio ambulante, la precariedad económica del último tiempo lo explotó aún más, pero Matías dice ver indicios de una reactivación económica. Él, por su parte, pasa harto tiempo en casa, en cerro Esperanza, confecciona con la imaginación y con el cuerpo, trabaja leyendo, entrevistando, escribiendo y cuidando a les niñes. El puerto de Valparaíso, a sus ojos, es una fauna citadina. Le pregunto si ha influido en su escritura y responde que no tanto, no intenta retratar el territorio, la relación que hace entre el puerto y su escritura se encuentra más en las personas que ahí lo han recibido, que en todo momento es posible encontrarse con quienes entrevista, con quienes critica o con lectores y autores. Más allá de eso no aparece Valparaíso en sus textos, no reconstruye la ciudad más que en la interpretación que puede darle a las peleas de gaviotas en Caleta Portales, a los lobos marinos peleando por un pez crudo o a las plagas de mirlos y loros extranjeros. Los dos últimos animales vuelan entre Chile y Argentina y pueden observarse en bandadas cruzando distintos sectores de Valparaíso, lugar donde son plasmados en algunos poemas. 

Mi hija aferrada como koala a mi abdomen

                                             dentro del agua 

                                                               nada.

Las profundidades de las aguas influyen en los pensamientos terrestres o aéreos también, lo que se cuenta fuera del mar sobre las experiencias vividas dentro no necesariamente responde al dominio de los sucesos sumergidos. Los ecosistemas y sus cadenas son vistos por pupilas en pares y son imitados como método de organización.

El primer libro de Ávalos, Todos juntos estamos solos, fue manufacturado artesanalmente por Hojas Rudas.

Los poemarios de Matías Ávalos ponen énfasis en la individualidad, lo acuático, el maltrato teórico a ciertos animales, ser un conjunto de cuerpos aislados que absorben mensajes como burbujas submarinas, todas únicas, de tamaño único, forma única y explosión única dentro de un cerebro, que enviará de vuelta a las profundidades de las aguas una creación nuevamente singular. Me pregunto qué le gusta leer a Matías –debe ser que le guste leer, sus poemas están cargados de referencias, se asemejan a ensayos que desencadenan la esencia de las ideas hacia el final–. Matías duda antes de responder, me dice que actualmente lee más cosas relacionadas con su trabajo. En el suplemento La palabra quebrada escribe reseñas, entrevistas, edita, entre otras cosas. Finalmente, nombra a algunos poetas como Juan Luis Martínez, W. S. Merwin y Américo Reyes Vera. Estos escritores se expresan también a través de temas transversales a muchos cuerpos como la observación de pájaros, la relación de la poesía con el lenguaje y la niñez. 

lo material es no saber

si lo que dijo el otro

es cierto, para el resto

que entre el poema

del safari 

del Conurbano Bonaerense


Paseo a través de las memorias de Matías (el lugar donde todo cruelmente se mezcla) hacia sus orígenes. Del Conurbano me presenta imágenes de puericia y precariedad; en Buenos Aires vivió de grande y percibe la ciudad como una aceleración y una vorágine de trabajos y quehaceres que permiten establecerse en una capital. Matías fue niño en Argentina e inició allá una familia que decidió desplazarse a Valparaíso para crear vida, imágenes, escritura e infancias nuevas y antiguas. Sobre los libros y la forma de producirlos dice que entre que buscó y se dio, nacieron los objetos, las confecciones manuales, de pocos ejemplares, en las que tuvo que invertir dinero. «Creo en la plata», dice, por eso es activo en la manufactura de sus obras, que luego se encarga de vender para multiplicar lo ahí destinado. Además, agrega que cree en la belleza y le interesa compartirla de manera accesible. Ha elegido editoriales independientes porque le permiten una libertad distinta que las casas de libros que funcionan a través de la recolección de múltiples fondos nacionales, pero que no aseguran que los libros vean la luz y lleguen a ser leídos. Cuenta que, en ocasiones, se le intentó volcar el lenguaje hacia uno más neutro, pero para él es importante conservar por ahora su identidad lingüística, muchas veces llena de argentinismo y conurbanismo. Todo esto lo ha llevado a armar formas de existir como escritor que sean funcionales a sí mismo y a sus ideas. 

(*) Los retratos de este perfil fueron tomadas por la fotógrafa Paz Olivares-Droguett. Las fotos de los libros pertenecen a matiasavalos.com

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