En dos entregas se desarrollará este perfil de la poeta fallecida el 2009.
Por Fernanda Meza
Las puertas y las ventanas construyen en plena simetría los ojos de Axa a través de estos observa encontrándose a sí misma; el dolor en fusión con lo natural. La luz reflejando en el vidrio de sus lentes las tediosas audiencias. Envuelta en traje burocrático traspasa las oficinas. Sobrevuela las salas de audiencias, traspasa la ciudad. Cuestiona el poder de decidir sobre el destino de un alguien. Su cuerpo cansado distribuye en cada hueso el peso de la pena ¿Qué es el bien o el mal? Son estás montañas que a lo lejos veo verdes. Más allá del cerro La Campana, más allá de los ríos.
Guardiana del portal se adhiere a la tierra en defensa del interior. Pezuña mano. El arquetipo se expande. Terquedad en la estructura, parecido a dejar de respirar. Estos espacios propician la apertura; entrar y salir, abrir y cerrar. Se asoma el punto de vista mediante la observación, la disposición. Crea un método, sintetiza las palabras. Su cuerpo es muy pequeño, la cara redonda y blanca, el pelo siempre corto, apegado al casco. Observa el mundo desde el silencio, contemplar para comprender. Introspectiva se para en medio de un mundo de egos enormes de hombres. Recuerdos inalterables preceden el metatexto no importando el color de la mariposa, es la permanencia el problema elemental. Circular de adentro hacia afuera, rutina en reconocer cuerpos inertes en cada morgue.
Arriba de una silla, al lado de la silla, el cuaderno abierto. Las hojas en blanco frente a ella. Ojos Buenos se publica en el año 1994 por Umbral Editores, la prensa local lo cubre elogiándolo como un acierto, una especie de descubrimiento de una poeta en potencia. Un par de críticas a la autopublicación enfatizando en lo distinto de sus versos. La claridad en cada palabra traduciendo la visión. Traspasar la imagen inalterada por el tiempo a una postal. Todas las reseñas comienzan hablando de su marido Renán Ponce como si nombrarlo le diera el permiso a utilizar ese espacio ¿Llegan las mujeres a ser aceptadas en los espacios de hombres? ¿Cuándo logramos alcanzar el espacio público? ¿Nos invitan? ¿Queremos realmente estar?
Encontrar Ojos Buenos es un trabajo de arqueología ¿Cuántas copias? Supongamos que el tiraje es menor a 100 libros: ¿qué sucede con ellos? ¿Cómo seguirles la pista? ¿Dónde leerle si no existe? Se pierden las pistas, la reconstrucción del mapa es difusa. Día a día escogemos que preservar. Día a día elegimos olvidar de igual modo. ¿Qué sucede con estas mujeres de enorme potencial nunca miradas como iguales?
Atada a la rutina del trabajo asalariado en el sistema público. Tras jubilar va del club de ancianos a la iglesia, genera una fuerte amistad con los curas de Limache siendo estos quienes disponen de su sepultura. Final incierto de perdida de la tumba, probablemente destinada a la fosa común como muchas de sus antecesoras y contemporáneas. Acabar como nutriente del suelo del espacio amado. Habitar casi cada lugar en eje desde Valparaíso hasta Quebrada de Alvarado, siempre cambiándose de casa. Largas temporadas en Limache y Villa Alemana. Recorrer el territorio, encontrar la espiritualidad. Los poemas sus únicos partos como punto de inicio a la creación. Un trance interno deambula a través de su mirada traspasando cada ventana de cada casa habitada. Aún el cuaderno vacío ¿Cuántos niños-poemas se habrán escondido entre sus libretas abortándose a sí mismos para no nacer?
Se piensa a la depresión como una condición elegida, como si una persona voluntariamente escogiese entregarse al hastío, al abandono, a la nula fuerza de voluntad. Enfermedad asociada a lo femenino, a la casa, a meterse en la cama y no salir más. Sólo se dispone en el interior de quien la porta. Se cree que la psiquiatrización va acorde a las necesidades del paciente, sin embargo, sólo expande la normalización; sentirse acorde a lo correcto, al común de los sentires. Convertirse en un ser funcional, trabajar, dormir y comer. Estar acorde a nuestra edad, eliminar lo sin valor productivo, aunque nos guste. La poesía la atesora, escondida entre sus misterios, dentro del portal.
La madre muere siendo Axa aún pequeña. Siempre solitaria, sin hermanos, sin núcleo. Alguna abuela o tía le tomo la mano manteniéndola en medio de los valles, haciéndola crecer en la necesidad de ser la primera generación educada. Siendo así que sin entusiasmo entra en el mundo del trabajo. Asocia la contemplación al tiempo libre, actividad relegada al hogar. La necesidad de construir un lugar de pertenencia la conecta a la cordillera de la costa resistiendo como estandarte.
Pocas poetas mujeres rondan la historia oficial de la V región en esos años. Época difusa en la cultura y las artes. Pocas nombradas, generalmente mal escritos sus nombres o apellidos haciendo aún más dificultoso encontrarlas, un rastrillo que no logro seguir. Fue parte de la generación de jóvenes en plena dictadura, asimilando las prácticas de encierro y las pocas palabras. Se encuentra con la poesía a una edad avanzada. Cerca de los 30 transporta su capacidad de contemplación, escucha activa logrando precisión en las letras. Junto a su compañero se enfrentan de formas absolutamente diferentes, pero retratando el mismo territorio. Bombardeos de palabras, él una, ella la otra. Forman círculos de lectura para difundirse en el medio, pero más que nada por la lectura en voz alta, ya sea escuchada o no. Ella silenciosa, el impertinente, se define a él mismo como un ser irónico ¿Logran convivir tantos años un extrovertido con una introvertida? ¿Cuánto de ella se perdió en este esfuerzo? Una enorme biblioteca, casas de infinitos colores como contraste.
Las marejadas irrumpen destrozando todo lo vivido, también lo que no. Los tendones como las estructuras aprendidas en los años de estudio de Técnica Jurídica. Insertada cual pieza en medio de la máquina. Dejar atrás el apego y la melancolía, no las expone, la reabsorbe explícitamente agonía acumulada. Las ventanas muestran el campo, la quebrada, las gallinas, algunas casitas a lo lejos, de madera las casitas dispuestas muy lejos una de las otras. Logra encontrar una excusa para estar sola. Envía a Renán a comprar una lista muy rebuscada a Limache, mientras él no está ella escoge la pañoleta más fuerte de su closet. De una viga cuelga la bufanda, cuelga el cuello en aquella tela y salta como último acto contemplativo ¿Al no ser más que emociones donde comienza la visión y donde el artificio?
*Ilustración de Vladimir Morgado
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