En Chile ¿Cuántos poetas han vivido netamente de la poesía como oficio? Ximena la habitó de forma intransigente. Vivió para ella, aunque el éxito le diera la espalda. Natalí Aranda traza un ensayo que colinda la huella de la poeta y el territorio poético del supralenguaje, la ausencia, la apertura y los símbolos de un viaje interminable para el espíritu.
Estoy viendo por el arte de la reproducción ahora
un sueño de apariencias prestigiosas
desparramado en un sentido que es extraño
Por Javiera Espinosa
Ser que viaja hacia las profundidades
La poeta abordó su vida en la precariedad que remece a Valparaíso desde sus raíces. Incendios, derrumbes entre el gentío de la poesía. “Alargando sus días con 70 mil pesos como una mendiga”. Publicó en vida cuatro obras; Delirios o el gesto de responder (2001), Una noche sucede en el paisaje (2006), Puente de madera (junto a 13 poetas jóvenes, 2010) y Poema de agua (2011). Tras una negligencia médica muere a los 54 años, enfrenándose por última vez a la precariedad de un sistema de salud, de un sistema de vida que hasta hoy nos enferma.
La filósofa y poeta Natalí Aranda (1987) intenta seguir su huella y revelarla en El poema como huella en Ximena Rivera (Ediciones Inubicalistas). Para ella esta huella se relaciona con la libertad, con la apertura que deja la muerte de los íconos; los dioses interiores y exteriores “esta muerte, que en el fondo es la muerte de uno mismo, dando lugar a otra experiencia”. También el lugar de la creación, un origen que no es cierre, sino es la apertura a lo real, a su continuo movimiento y transformación.
Semanas antes de la muerte de Ximena, Silvia Murúa, amiga de la poeta, le realizó una entrevista. “Para mí la poesía, como cualquier acto de lo humano, es un gran acto de fe (…) y lo que yo trato de decir es que creo en un supralenguaje, donde nosotros somos la modulación de algún verso, de alguna cosa mucho más extensa”. Para Natalí ese supralenguaje escucha la palabra que nace de otro lenguaje u otra dimensión. Punto donde surge el poema. Así, la comprensión de ese verso a través de su libro dilucida el ir y venir de su historia, en su exilio interior a la hora de escribir, lugar desde dónde conocía y se reconocía en su oficio.
La escritura de la poeta nos devuelve nuestra humanidad perdida. Es un acto de rebeldía frente a la instrumentalización de la existencia. De una sociedad sumergida en un Chile neoliberal, —donde su misma cultura hizo pasar desapercibida en su época a Mistral.
En su centralismo hizo pasar desapercibida a Ximena, que solo perteneció a Valparaíso y su ruina. Por eso, “en la profundidad de su interior, podemos respirar y escuchar el latido de la dimensión sagrada de nuestras vidas, el silencio. Al leerla se regresa a esas comprensiones intuitivas, las que hemos dejado de lado por falta de tiempo, porque siempre hay una urgencia por atender” y sobrevivir.
En el mismo año de su muerte, Ediciones Inubicalistas publicó Obra Reunida y tres años después Ediciones Libros del Cardo Obra Completa. El reconocimiento de su obra se materializa de forma póstuma “yo con los editores estoy un poco enojada (…) ¿Enojada por qué? Por resentida no más, porque no soy una poeta realmente conocida. Soy reconocida en Valparaíso y en ninguna otra parte más. Soy pobre, por lo tanto, ni siquiera tengo autoediciones. He tenido que estar al vaivén de, cómo diría yo, al vaivén de cuando realmente logré ser vendible. Entonces se interesaron en publicarme algunas cosas”.
Hoy estamos reunidas para no olvidarte…
No sé modular la palabra amor,
ese verbo grande y final.
Grande, grande es mi súplica
mi ruego es comprender por qué
el amor demora siglos en llegar a ser amor
La poeta Rosa Alcayaga crea La última travesía (Histeria), una plaquette que homenajea, recuerda, acompaña, cuestiona y reúne a través de la poesía de su amiga Ximena. Porque cuando la poeta vivía sus publicaciones no eran urgentes. Su poética y su vida confrontadas amarga e inexorablemente al pago de Chile. Nadie es profeta en su tierra, pero Ximena suscita hasta hoy una lectura permanente de su obra, acompañada de lucidez y autoconsciencia plena. Cuando muere su compañero Pepe Carvallo en Pompeya, Ximena desaparece de la vida de muchos. Pierde y pierden su rastro, aunque la poeta ya lo había anunciado: tenía preparadas las maletas para partir de su casa en el barrio Puerto una vez que Pepe abandonara el mundo terrenal. Rosa Alcayaga escribe para su amiga:
“Encuentro del 24 de marzo
Solo a la vuelta de la esquina
Con tu muerte aviesa a las 4 de la madrugada escribiendo
Entretejiendo tus dedos en un intento por alcanzar la voz
De Pepe que llega áspera y solitaria desde su reino nocturno
Él implora por tu retorno”
Ximena escribe en Casa de Reposo: “Para mí la tristeza viene de Pompeya, y es una tristeza indiferente, como un amante estático con un cuerpo inerme y una sonrisilla suburbana (…) Hoy he almorzado en la cama y siento frío y miedo. Es mediodía y me doy cuenta por primera vez de que todo está como tirado en esta habitación. Siento la angustia de quien ha sido olvidada, borrada de los lugares familiares, pero entiendo ese lugar, en el sentido más profundo, no petrifica”.
El ir y venir de Ximena entre el arte y vida fue su entrega total, y su obra hoy se vuelve perdurable.
Ximena no desaparece para todos. Con Rosa funden su amistad en Valparaíso, a través de las lecturas, conversaciones, recitales. Pero llega el momento que es solo Rosa quien camina hacia ella y sigue su ruta hasta Quilpué y la acompaña en el recorrido de Peñablanca y el devenir nuevamente al puerto, donde muere y es enterrada en los confines del cementerio N°3 de Playa Ancha, donde remueven la tierra para ella quien nunca la tuvo. Por eso La última travesía, es la remover la tierra de Rosa y su conmoción por la partida temprana de Ximena.
Un encuentro con lo otro
Un encuentro con lo otro
Comprendemos después
el canto del gallo al amanecer.
Es una contradicción
bastante benévola ésta
saber que el mundo cantando, siempre
permanece silencioso
¿Cómo escuchar la profundidad de la voz de Ximena entre tanto ruido? Para seguir esa profundidad hay que ir “construyendo el camino de este encuentro, es necesario que dejemos de ser dueños o dueñas del hablar y comencemos a escuchar la palabra que nace de lo irreductible a nuestras categorías habituales del pensamiento”, escribe Natalí Aranda. La autora refuerza esta idea a través del poeta Enrique Lihn y en cómo transcurren nuestras vidas en “el anhelo por determinar lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo. Eso nos mantiene fuera del acontecimiento. La constante determinación y clasificación que hacemos de las cosas y de nosotros mismos, esa mensurabilidad que nos ayuda a sentirnos más seguros, esconde el vacío que somos en el fondo”. Esta es la vuelta al origen, al espíritu, el gesto de oírnos y extenderlo al ser.
El poema como huella en Ximena Rivera tiene 4 capítulos: “El origen recobrado en Ximena Rivera”, “El origen deconstruido o la huella como origen”, “El poema como huella en Ximena Rivera” y “Experiencia poética, experiencia sagrada”. Componen la ruta del libro para sumergir la poesía de Ximena en las ideas de filósofos como Gastón Bachelard, Maurice Blanchot y Jacques Derrida.
Natalí declara que la poeta nos da un tiempo a la apertura, a soltar el control. “Porque constantemente necesitamos dominar lo real, interna y externamente. Donde desconfiamos de la vida, eso nos hace querer controlar y someter. El ser humano que se explota a sí mismo, alguien que ha incorporado tanto este sistema basado en el miedo que ya no necesita un amo externo para volverse objeto de sí mismo. No deja lugar a lo imprevisible ni a la creación”.
Y esta poesía es sabiduría del desapego, todo lo contrario al control. Apelando a que lo político en el poema no se encuentra en su contenido, sino que es parte de su naturaleza. Aquí encontramos una forma del desapego, contraria al sometimiento de lo real, siendo en este desapego en que se manifiesta lo otro irreductible. La autora mantiene en su texto “El poema en Ximena Rivera jamás será escritura que borra la huella en la presencia”.
El poema como huella en Ximena Rivera
Natalí Aranda Andrades
Ediciones Inubicalistas
133 páginas
La última travesía
Rosa Alcayaga Toro.
Histeria editorial
12 páginas
Ilustración de Vladimir Morgado